La Depresión

La mencionada depresión es una psicopatología que ha estado presente durante años en el plano de la salud mental, cuyos síntomas suelen ser diversos en la población y bajo diferentes realidades. De hecho, es asociada con la ideación e intento de suicidio, siendo una de las segundas causas de muerte de personas entre 15 y 29 años, de modo que con la depresión, el riesgo es 21 veces mayor a la población general.

Es considerada como un trastorno del humor y del ánimo, la cual incluye una serie de síntomas relacionados con cambios de humor bruscos, irritabilidad, falta de entusiasmo y angustia. Las consecuencias que posee a nivel cognitivo abarcan problemas para la concentración, pérdida de energía y/o sentimientos de culpa. Asimismo, los síntomas suelen ser predominantemente afectivos, donde podemos encontrar los siguientes: decaimiento, desesperanza, anhedonia (incapacidad para experimentar placer) e impotencia para afrontar las exigencias de la vida cotidiana. En definitiva, la presencia de cada uno de estos debe persistir por al menos dos semanas y no discrimina ninguna etapa del ciclo vital.

No obstante, ¿qué es lo que provoca que la depresión se mantenga en el tiempo?

En resumidas cuentas, el factor cognitivo posee un papel fundamental en esta temática, puesto que desde el modelo de Aaron Beck, las distorsiones cognitivas y las creencias disfuncionales provocan acciones  que no permiten dar paso al proceso de sanación o disminución de los principales síntomas.

Aún así, ¿cuáles son las distorsiones cognitivas? Acá te dejamos una lista.

  • Pensamiento todo o nada: todo es blanco o negro, no hay un punto intermedio, si no es perfecto, no está bien.
  • Generalización excesiva: pensar que todas las cosas siempre saldrán mal, las palabras más frecuentes son: “nunca” y “siempre”.
  • Filtro mental: nos enfocamos en un detalle negativo que no nos permite ver otros aspectos de nuestra realidad.
  • Descalificación de lo positivo: los comportamientos propios que pueden ser positivos son parte de una normalidad, de modo que no los tenemos en cuenta como algo agradable.
  • Conclusión precipitada: interpretación muy negativa de la realidad. Esta distorsión se manifiesta en las siguientes:
    • Lectura del pensamiento: suponer lo que otros piensan sobre mí sin tener pruebas que lo comprueben.
    • Anticipación negativa: esperar que las cosas vayan a salir mal sin tener pruebas suficientes para adelantarse a esta posibilidad.
  • Magnificación o minimización: exagerar la importancia de una situación o bien reducir una situación importante hasta hacerla parecer diminuta, sin importancia.
  • Razonamiento emocional: suponer que las emociones negativas son un reflejo de la realidad.
  • Deberías: exigencias absolutas, donde suelen utilizarse palabras como “debo, deben, tienen que”. Al no cumplir con estas exigencias absolutas, se experimenta culpa.
  • Etiquetación: Evaluación global basada en aspectos negativos, generalizando el comportamiento de otras personas desde aspectos que no les favorecen.
  • Personalización: atribución de la responsabilidad de situaciones que tienen consecuencias negativas para otras personas. Es decir, sueles culparte del malestar de otras personas.

Cada una de estas distorsiones cognitivas representan la realidad interna de cada persona, de modo que no es necesario que te identifiques con todas, más bien, esta lista es de carácter informativo, puesto que forman parte de los elementos que provocan que la depresión persista en el tiempo.

Poblaciones de riesgo

El riesgo de padecer esta psicopatología también posee un factor genético, es decir, las personas que son descendientes de personas con antecedentes de depresión son un grupo de riesgo para trastornos mentales. Cabe destacar que la posibilidad de poseer un trastorno depresivo suele ser visto a partir de datos no muy específicos, tales como el deterioro de la apariencia y el aspecto personal, un tono de voz más bajo de lo usual, menor capacidad para prestar atención, llanto espontáneo, alteraciones en el ciclo del sueño y verbalización de ideas asociadas a la culpa.

No obstante, los factores de riesgo también abarcan a la población LGBT, puesto que, a diferencia de la población heterosexual y cisgénero, existen mayores números de trastornos depresivos, trastornos de conducta alimentaria (TCA), ideación suicida e intento de suicidio.  Esto es visto desde el efecto que provoca la discriminación social, puesto que afecta al desarrollo de la autoestima, la que en niveles positivos se asocia con el bienestar psicológico. En el caso de la población trans existe una mayor probabilidad de poseer baja autoestima, producto de la estigmatización.

Si bien hasta ahora nos hemos limitado a describir los trastornos depresivos, ¿cómo se puede hacer cargo de esto y prevenir el malestar? En primer lugar, la psicoterapia es de gran ayuda para el manejo de los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes padecen algún trastorno psicopatológico. En segundo lugar, es importante saber reconocer las emociones y pensamientos asociados a diversas circunstancias de la vida, a modo de tener un mayor autoconocimiento sobre cómo funciona nuestra mente en situaciones donde experimentamos malestar. Acá te dejamos una forma de verlo:

  1. ¿Qué fue lo que me llevó a experimentar una emoción desagradable?
  2. ¿Qué estaba pasando por mi mente en ese momento?
  3. ¿Qué emociones experimenté en ese momento?

Aprender a identificar cómo es que una situación afecta el bienestar es el primer paso para comprender bajo qué circunstancias surge el malestar y cómo es que las emociones que se experimentan pueden estar afectando la reacción que se tiene frente a estas problemáticas.

Por otra parte, la Activación Conductual es un enfoque que se basa en el compromiso de realizar actividades que antes provocaban una sensación de satisfacción, siendo placenteras previamente a padecer depresión. Bajo esta lógica, la generación de un cambio tiene que ver también con la modificación de opiniones sobre lo que una persona puede creer de sí misma, el mundo y respecto al futuro, pensando en que la desesperanza es un síntoma persistente en la depresión. Por cierto, el alivio de los síntomas de la depresión consiste en la adopción de conductas que personalmente puedan ser placenteras para un individuo, de manera que pueda utilizar esto como un sistema de recompensas.

A modo de reflexión, ¿alguna vez has sentido que dejas de experimentar satisfacción en una actividad que normalmente solías hacer?, ¿qué es lo que te hacía sentir satisfacción?, ¿qué es lo que no permite que estés experimentando esto?

Autor(a): Psic. Nicole Moreno – Saluta Centro de Salud Digital 

Referencias

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Vargas, S. (2017). Estrés postraumático. Tratamiento basado en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Editorial El Manual Moderno.

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