Salud del cuidador ¿Cómo cuidamos al que nos cuida?

Psic. Daniela Camacho Betancourt – Dr.Mauricio Bonilla Sanchez

Nuestra sociedad envejece a un ritmo acelerado, la OMS estima que para el  2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más; estamos experimentando con el envejecimiento de la población una de las transformaciones sociales más “significativas del siglo XXI”, este fenómeno conlleva a la transformación de otros sectores, desde las estructuras familiares hasta las formas de protección social y de cuidado que como sociedad tenemos, incluido los mecanismos de cuidado de quienes envejecen, cuya demanda de atención aumenta con la pérdida de autonomía, las enfermedades crónicas, la fragilidad física e incluso con el aislamiento social. Todos estos cambios estructurales, ponen en el centro la actividad de cuidar y a quienes lo realizan, los cuidadores.

 

Cuando hablamos de cuidar a una persona mayor, nos referimos a un conjunto de acciones y atenciones que se brindan con el objetivo de mantener o mejorar su calidad de vida. Estas acciones pueden ser tanto físicas como emocionales, se entiende, entonces, que el cuidador es quien asume la mayor o total responsabilidad de los cuidados de otra persona en condición de dependencia, así cubrir sus necesidades básicas y lograr precisamente ese bienestar, esto implica un importante desgaste en términos físicos y psicológicos, ¿cómo cuidar de alguien sin descuidarse a sí mismo/a? 

 

Según un estudio realizado en España, la prevalencia de depresión y ansiedad en cuidadores de pacientes dependientes es significativamente mayor que en la población general: de un total de 294 cuidadores participantes, 254 (86%) presentaban ansiedad y 191 (65%) presentaban depresión (Domínguez, et al.,2012). Al revisar la literatura, el aspecto más común identificado como un factor de riesgo, es que la mayoría de personas que asumen el rol de cuidador, son informales, por lo que muchos no están capacitados para esta labor o no cuentan con las herramientas necesarias para poder llevarla a cabo sin poner en riesgo su propio bienestar, esto sumando al hecho de que la mayoría lo hacen debido al compromiso existente con la persona que cuidan o por el vínculo que pueda haber, generando una carga emocional adicional a esta importante labor de hacer que el otro esté bien. De esta manera otra pregunta importante sería ¿cómo una persona que no está bien puede hacer que otra esté bien? 

 

Como sociedad vivimos altos niveles de ansiedad,  los estilos de vida y el frenetismo con el que muchas personas hoy en día viven, han llevado a entender la ansiedad, desde una conceptualización multidimensional, como un estado emocional complejo, difuso y aversivo, caracterizado por un pensamiento irracional que genera intranquilidad, tensión, hipervigilancia y preocupación. Es el trastorno de ansiedad una de las enfermedades más comunes, que afecta el desempeño en todas las áreas de una persona: la laboral o académica, la personal y la social (González y Bolaños, 2023). Por otro lado, la depresión que está ad portas de convertirse en la principal causa de discapacidad en el mundo, en los cuidadores tiene consecuencias devastadoras tanto para ellos como para las personas a su cargo. Además de afectar su bienestar emocional, la depresión puede llevar a una disminución de la calidad de los cuidados y por tanto, poniendo en riesgo la propia actividad de cuidadar. A largo plazo, la depresión en los cuidadores puede generar un importante costo social y económico, al requerir mayores gastos en atención médica y reducir la productividad. 

 

De acuerdo a esto ¿qué se puede hacer precisamente para cuidar al que cuida? ¿Qué podemos hacer para que en ese proceso de cuidarnos a nosotros mismo, no descuidemos al otro? 

 

Lo más importante es entender que el que cuida también necesita que se le cuide, ya que cuando el cuidador se encuentra bajo niveles muy altos de estrés que pueden afectar su salud, está más propenso a cometer errores en el cuidado del otro, es decir, para ponerlo en términos más gráficos, si un cuidador atiende a una persona con diabetes y debe aplicarle una dosis de insulina, debe ser muy exacto y precavido al hacerlo, de lo contrario las consecuencias pueden generar un malestar en la persona e incluso tener afectaciones de salud significativas; si el cuidador, por alguna razón presenta algún síntoma de malestar físico o mental, que no esté gestionando de manera adecuada como sucede en el famoso síndrome del cuidador quemado, caracterizado por un cansancio constante, desinterés en las actividades que realiza, ademá de otras afecciones como las que aparecen con la ansiedad o depresión, puede llevarlo a cometer errores garrafales. 

 

En este caso, para evitar situaciones que pueden llegar a ser irremediables, lo mejor que se puede hacer es realizar acciones de prevención que permitan disminuir el riesgo en el cuidado de la persona que depende de sus cuidados. Para ello, trabajar en desarrollar herramientas que capaciten al cuidador, que le brinden espacios de comunicación y expresión, además de brindarle material e información que les permita trabajar en la creación de hábitos saludables, manejo de emociones y gestión del estrés.

 

Por supuesto la salud digital es una estrategia, el fácil acceso a la información nos ha permitido adquirir herramientas para conocer más a fondo acciones que promueven los hábitos saludables como la alimentación saludable, actividades como realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario ayudan a liberar neurotransmisores como la dopamina o serotonina, las cuales generan placer llevando a tener más equilibrio emocional y mental. Prácticas como el mindfulness, la meditación y el yoga pueden ser también aspectos que han demostrado en los últimos años cómo pueden impactar en la salud de las personas y ayudarnos a tener una vida más calmada y serena.

 

Distintas soluciones como aplicaciones o plataformas de bienestar están hoy disponibles, fáciles de aplicar, de usar e incorporar en las rutinas diarias, sin embargo, la gran tarea es la gestión de la brecha digital, como acercar las tecnologías es siempre la pregunta a responder, vamos avanzando en acercar su uso, en universalizar el acceso a la tecnología.

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