Los vínculos afectivos son esenciales en el desarrollo de nuestras vidas, pudiendo ser amistosos, familiares o amorosos. Cada uno de estos vínculos se resalta por el carácter constructivo que posee, dado que el lazo entre dos o más personas se genera desde la inversión del tiempo, las emociones que se cultivan en esta relación y los proyectos en común, donde cada uno de los participantes se convierten en referentes para el desarrollo a largo plazo.
Bajo la tutela de los vínculos es que nace la red de apoyo social, la que se constituye por el conjunto de relaciones familiares y no familiares, cuyo objetivo es ofrecer diversas formas de ayuda, siendo versátil para el afrontamiento de las adversidades de la vida. Esta red es funcional y se compone de los atributos de las personas que participan en conjunción con las características estructurales que se refieren al tamaño de la red, la densidad que tiene que ver con la interrelación entre cada miembro y la homogeneidad o heterogeneidad, que hace alusión a las similitudes o diferencias sociales, culturales y demográficas. El apoyo emocional es uno de los factores principales que ponen en marcha a las redes de apoyo, puesto que también son parte de la intimidad y la reciprocidad.
Vínculos satisfactorios
Lo que define un vínculo satisfactorio es la capacidad para crear vínculos afectivos con un entorno social, además de las herramientas cognitivas que ofrecen al poder facilitar la interacción. Si tenemos en cuenta este aspecto, el vínculo con la familia es uno de los más importantes al inicio de nuestras vidas, puesto que este primer acercamiento es el que desarrolla la capacidad para ser resilientes, siendo positivo para el desarrollo posterior. Una persona resiliente es quién puede afrontar situaciones difíciles en la vida, ofreciendo mayor bienestar personal.
Si los vínculos son importantes en el desarrollo y transcurso de la vida, ¿qué es lo que los mantiene en el tiempo?
Las habilidades sociales son clave para que los vínculos perduren a largo plazo, siendo caracterizadas por conductas observables, pensamientos y emociones que permiten un contacto e interacción íntima con quienes forman parte de nuestra red de apoyo, siendo la satisfacción un objetivo en común y recíproco.
Sin embargo, la búsqueda de intereses en común más los beneficios que otorgan las habilidades sociales son parte de un vínculo satisfactorio, esto no significa que no se puedan presentar problemas o conflictos. Por ende, no es sólo el beneficio lo que es relevante, sino la búsqueda de soluciones en un ambiente de comunicación, donde las emociones forman parte de ello.
Como todos vivimos diferentes realidades, cada persona posee distintas estrategias de comunicación para interactuar con otras personas, pero no siempre se está consciente de lo ineficaz o lo eficaz que pueden ser. En realidad, cuando una estrategia es ineficaz está asociada a comportamientos disfuncionales junto con emociones como el enojo, ansiedad, frustración, depresión, violencia y la agresividad. Por su contraparte, una respuesta funcional está vinculada con la identificación de soluciones alternativas y patrones de respuesta conductuales de afrontamiento.
Puede ser que en algunas circunstancias te resulte complicado identificar la solución a un problema, lo que puede traer consecuencias negativas para el bienestar. Es por esto por lo que cabe cuestionarse, ¿qué puedo hacer cuando tengo dificultades para buscar soluciones?
El poder centrarse en una solución tiene que ver con la aceptación activa del problema, dado que evitarlo puede traer más problemas a largo plazo, más bien podría amplificar el malestar que provoca el entrar en conflicto con un ser querido. Aceptar que existe un problema de forma activa implica afrontar las consecuencias que un error puede tener y tomarlo como una oportunidad para enmendar o hasta fortalecer los vínculos con nuestros seres queridos. De hecho, ¿qué sería lo peor que podría pasar si te enfrentas al problema? ¿perderías más afrontando el problema o evitándolo? Ten presente que pueden haber emociones que pueden estar evitando que afrontes dicho conflicto, por esa razón vale la pena preguntarse qué emociones experimentas al pensar en el problema y qué consejo podrías darle a una persona que estuviera pasando por una situación parecida. ¡Esto último tiene que ver con las estrategias de afrontamiento que sueles utilizar y puede ser de mucha utilidad tenerlo en cuenta!
Autor(a): Psic. Nicole Moreno – Saluta Centro de Salud Digital
Referencias
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